¿Quien ganó en Colombia? Por Macarena Sáez
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¿Quien ganó en Colombia? Por Macarena Sáez. Profesora de Washington College of Law - American University
Imagino que muchas personas que se oponen
al matrimonio igualitario habrán salido hoy a trabajar dichosas con el triunfo
aplastante en el Congreso que dejó a miles de colombianos con la aspiración
frustrada de ser tratados como iguales.
No hay matrimonio para todos.
Solo para las parejas de diferente sexo. El triunfo los debe llenar de
orgullo. Deben sentirse satisfechos al
dejar claro quiénes son los dueños de la estructura política.
Orgullosos de haber dejado sin reconocimiento
legal a cientos de parejas que con o sin ley se apoyan emocional y
económicamente; que con o sin ley le hacen un favor al estado al apoyarse mutuamente
y formar redes de apoyo invisibles; orgullosos de dejar a cientos de niños sin
la posibilidad de tener dos padres legalmente vinculados entre sí; orgullosos
de haber dejado a cientos de personas sin la posibilidad de tener familia
política, accediendo a una red de apoyo mayor; orgullosos de dejar a cientos de
personas sin el respaldo legal que ellos sí gozan.
La felicidad de quienes se oponen al
matrimonio igualitario no viene de haber ganado nada en particular. Hoy, al
igual que ayer, ellos se pueden casar y divorciar; pueden tener hijos dentro
del matrimonio sin tener que hacer trámites adicionales para que se les
reconozca la calidad de padre o madre;
pueden acceder a una familia política; y pueden gozar de un estatus
reconocido universalmente.
La semana
pasada, al igual que esta, la vida para ellos, es la misma. No ganaron nada. Eso es lo que hace de este triunfo una
verdadera mezquindad. Su triunfo no
agrega nada a nadie. Solo quita. Quita
un poco de dignidad, pero no a quienes aún no tendrán acceso al matrimonio,
sino a quienes ganaron. Quita decencia a
la sociedad colombiana, quita esperanza a los colombianos de vivir en una
sociedad más civilizada.
Eso es lo paradójico de este
triunfo. Nadie ganó nada.
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¿Doble moral?