El día que triunfó la injusticia
Foto de Johnny Hoyos. El Heraldo |
Escribo
con tristeza. Sabía que esto iba a suceder, pero no pensé que fuera de esta
manera. Llevo 12 años viendo estos debates y tomando nota de los votos y los
argumentos (a veces de los insultos). Porque los senadores, de nuevo, se dieron
el lujo de insultarnos de la peor manera. Fuimos maltratados impunemente. Se
dieron el lujo también de combinar todas las formas de maniobras y formas de
amañadas de interpretación para decir que no reconocernos como iguales. Nos discriminaron en términos estrictamente jurídicos con el aplauso estruendoso
de la mayoría. Me enteró también que la gente celebra por la perpetuación de la discriminación.
La
alianza del Cardenal, el Procurador, los pastores cristianos y los corruptos
hundieron una ley justa y democrática. El gobierno de la vanidad guardó
silencio cómplice. Sólo 17 senadores dejaron constancia de la ignominia.
Gracias senadoras y senadores, ustedes son valientes y nos dan un poco de
esperanza en la democracia. Tuvieron empatía por nosotros, sintieron - por un
instante - el dolor de ser discriminado. Entendieron que esto no es un asunto
de semántica ni de fanatismo. Era un asunto de elemental igualdad ante la ley.
Sé
que no debemos desanimarnos, pero hoy es un día triste. Triste para aquellos
que hemos defendido nuestras vidas a pesar de todas las dificultades personales
y sociales.
Tal
vez no todos lo sepan, pero quienes estamos fuera del clóset también vencimos la
homofobia interna, ese sentimiento de vergüenza que nos atemoriza por años y
que inevitablemente nos acompaña a todas partes. Tuve que aprender que era digno y luchar por ser auténtico. A veces tuve mucho miedo, a
veces me da un poco de miedo. He dedicado parte de mi vida a tratar de
convencer a quién sea necesario (especialmente a los jueces) de que somos
igualmente dignos. Convencer de aquello que es obvio para todos los seres
humanos, pero que a nosotros nos es negado. Mi único radicalismo es por la
autenticidad, la igualdad y la dignidad. Es algo por lo que vale la pena ser un
radical.
Hoy,
triunfó la injusticia, la corrupción y la mentira. Para los cínicos esto es un juego político, para nosotros es sobre nuestras vidas.
Seguiremos
buscando argumentos para demostrar que somos igualmente dignos a
todos los demás. Es casi como demostrar que tenemos alma. Así de simple es el reclamo, pero que pesada es esa carga. Sin
duda volveremos a movilizarnos por la igualdad ante la Corte Constitucional.
Nos sentimos más acompañados que hace años, mucha más gente reconoce la
igualdad. Gracias a todas y todos quienes nos apoyan. Son un buen ejemplo para sus hijas/os, son hacedores de paz. La sociedad, nuestras familias y nuestras instituciones han cambiado y
confío en que viviremos mejor. El 20 de junio tendremos una cita con la justicia.
Sabemos
que cada derecho se gana con sudor y lágrimas. Sin embargo, hoy es un día de
lágrimas, aquellas que nos dan un poco de sabiduría sobre la condición humana.
"La lucha es el trabajo eterno del derecho. Sin lucha no hay derecho, como sin trabajo no hay propiedad. La norma: Comerás el pan con el sudor de tu frente, está con la misma verdad frente a la otra: En la lucha hallarás tu derecho. Desde el momento en que el derecho abandona su disposición combativa, se sacrifica a sí mismo -también para el derecho vale la sentencia del poeta: Esta es la última conclusión de la sabiduría: Sólo merece la libertad y la vida, El que tiene que conquistarlas diariamente". La lucha por el derecho. Rudolf von Ihering.
Comentarios
El respeto que Uds. nos merecen es muy fuerte, la admiración por personas valientes capaces de levantar la cara y reclamar igualdad nos hace sentir honrados.
A diferencia de aquellos que utilizan una pareja para ocultar detrás de ella su verdadera identidad, destruyendole su vida y la vida de sus hijos cuando descubren su falsedad. De todos los que gritaron No al matrimonio igualitrio muuchos estan en este grupo de cobardes.
Sigan adelante y que esto que pasó les dé ánimo y los llene de mucha más fuerzas para seguir adelante. Y recuerden un puñado de senadores no son la voz de Dios.
Dios nos los guarde.