"Nuestra niña es ciudadana de segunda clase"

  Carta abierta de las Mamás Lesbianas de Medellín a la Corte

Ana, Verónica  y su hija. 2008
Honorables Jueces de la Corte Constitucional de Colombia, 

Hace 3 años nos acercamos al ICBF queriendo brindar la protección de 2 adultos a nuestra niña de entonces 1 año de edad, protección que por ley y constitución le es debida, al igual que a todos los otros niños de este país.  El ICBF, y al parecer ustedes, no están de acuerdo con que la niña tenga los mismos derechos de protección, patrimonio, buen nombre y familia que otros niños.  Nuestra niña es ciudadana de segunda clase, obligada a ser protegida por un solo adulto, por una mamá que es condenada a ser legalmente soltera, aunque ya haya escogido una pareja con quién conformar su familia.

Nuestra niña y sus mamás (todas colombianas) y su caso frente a ustedes son menos importantes que casos de extranjeros, que se resuelven en pocos meses mientras el nuestro languidece años sobre sus escritorios y su resolución se pierde entre politiquerías e influencias indebidas.

En este caso ustedes han decidido ignorar la ciencia, la jurisprudencia sentada por ustedes mismos sobre familia y los derechos de los ciudadanos y el hecho de que este es un estado laico, donde nadie tiene la potestad de imponer su moralidad sobre los demás.  Han recibido a la jerarquía de la Iglesia Católica en sus recintos, negándonos a nosotras una audiencia bajo iguales condiciones.

Ser homosexual no es un delito, no es una enfermedad, y así les parezca a ustedes indecente o no, es una opción válida de vida, protegida por la Constitución.  Teniendo esto en cuenta, los argumentos de que la niña pueda o no escoger ser homosexual no aplican; son tan consecuentes como preocuparse por si va a escoger ser liberal o conservadora, ingeniera o artista.

Si son válidas, en cambio, sus preocupaciones de que por ser sus mamás homosexuales, o si ella decide escoger este estilo de vida, pueda tener una vida más difícil por la homofobia que algunos de ustedes mismos exhiben y exudan en sus argumentos.  Sin embargo, es su deber como Jueces de la República, garantizar la aplicación de las leyes que protegen a esta niña y a otros niños con familias homoparentales y que asegurarán que su vida sea tan plena y tranquila como a la que tienen derecho todos los niños colombianos.
 
Los derechos de los niños no dan espera. Nuestra hija merece pronta y cumplida justicia. ¡Manos a la obra!

Ana 

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