Tristezas invernales
El frío nos entristece. En Bogotá, el frío no se anuncia, ni se queda para siempre. Pero genera extrañas depresiones y dolores. Por ejemplo, a los abuelitos y a mí nos duelen las rodillas. Como la gripa, la depresión es un virus que se extiende por las calles, oficinas y casas. En la mañana el aire es helado. En la noche, las calles son desiertos de hielo y agua. El virus anida en nuestra mente congelada.
En medio de este frío, muchos cambian y crecen. La metamorfosis, el movimiento y la vida viven incluso en los glaciares. Es tiempo de recogimiento, como los osos debemos hibernar. No sólo en primavera nacen las flores, no sólo en el exterior está la vida.
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