En defensa de la unión libre
Foto tomada de http://neorrabioso.blogspot.com/2010/05/pintadas-anarquistas-en-mi-barrio.html |
English version below
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La unión libre
es una institución del patrimonio nacional. Está institución debe ser protegida
y conservada por todos.
Con el perdón
de mis colegas abogadas y abogados, prefiero la expresión “unión libre” a
“unión marital de hecho”. En Colombia la gente capta el espíritu de la ley
mejor que los leguleyos. La ley 54 de 1990 fue una revolución silenciosa.
El movimiento de
lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas e intersexuales (LGBTI) en
Colombia enfrenta una paradoja: luchar por el reconocimiento del
matrimonio en el país del mundo dónde la se celebran menos matrimonios. Existe una
variedad de respuestas a esta paradoja. Uno puede optar por salidas radicales a
la paradoja, pero creo que tenemos otras alternativas para abordarla.
Un querido
colega dijo hace pocos días en una reunión “la unión marital de hecho es una
institución de quinta”, una profesora de derecho de familia me dijo alguna vez:
“la unión marital de hecho no da la misma seguridad jurídica que el
matrimonio”. Yo mismo la llamé en este blog “el castillo kafkiano del derecho
de familia”. Creo que todos tenemos un poco de razón en nuestras afirmaciones porque
conocemos lo difícil que es litigar estos casos ante los jueces de familia. Sin
embargo, la unión libre es la promesa de una familia más democrática. Es la hermana mayor de la constitución de 1991, aunque todavía está en construcción.
En la edad
media la teología católica estableció que el consentimiento perfeccionaba el
vínculo del matrimonio. El contacto con Dios es ante todo una experiencia de la
conciencia. Luego vino el ultramontano concilio de Trento y persiguió a sangre
y fuego los matrimonios clandestinos. La unión libre aparece de nuevo como una
gran venganza contra el fundamentalismo religioso. Es un vínculo formado por el
mero consentimiento de conciencias libres. Esta unión es un bello matrimonio
clandestino, formado por el amor jurado en la intimidad, lejos de la
ostentación y del público. Es una unión formada por el amor hecho acto. Lejos de los padres y los amigos. Lejos del “que
dirán” que tantas veces da forma a nuestra alma.
El amor y el
sexo clandestino son parte de la historia de muchos gays, lesbianas, bisexuales
y transgeneristas. Entiendo que la dimensión pública del compromiso común es
importante. También soy consiente que luchar por el matrimonio igualitario es
una lucha política por la libertad y contra la discriminación. Por eso estoy a
favor del matrimonio igualitario. Sin embargo, para lograr la igualdad en el
matrimonio no tenemos porque denigrar de la unión libre que ya le abrió las puertas a las parejas del mismo sexo.
Un buen programa
de acción política para reconciliar nuestra paradoja debe incluir a todos los
sectores del país y podría tener como objetivos seguir luchando para darles los
mismos derechos a las uniones libres, eliminar la discriminación en el
matrimonio y establecer reglas de divorcio más sencillas, incluso el divorcio
unilateral.
La eliminación
de la discriminación de los hijos concebidos dentro y fuera del matrimonio nos
hizo una nación más justa. Tenemos que seguir trabajando por la democracia para
lograr que en Colombia
Porque seremos más felices si reconocemos que todos los amores son igualmente libres
y que todos los seres humanos somos igualmente vulnerables. la unión libre sea tan digna como el matrimonio. Para que el
matrimonio no sea un privilegio heterosexual, sino un derecho para todos. Para
que el divorcio no sea un martirio, sino una salida digna de un amor marchito.
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“Free union”
(cohabitation) is a national heritage institution. This institution must be protected and
preserved by all.
My colleague
lawyers will have to excuse me, but I prefer the expression "free union"
to facto marital union (unión marital
de hecho)". In Colombia, people perceive the spirit of the law better than
the lawyers. The law 54 of 1990 was a
silent revolution.
The movement
of gays, bisexuals, transgender and intersex (LGBTI) in Colombia is faced with
a paradox: fight for the recognition of
marriage in a country that conducts the fewest of them in the world. There are a variety of answers to this
paradox. One can opt for the radical
solutions, but I believe that we have other alternatives to approach it.
A dear
colleague said a few days ago in a meeting, "Cohabitation is a fifth
category institution." A family
law teacher once told me, "Cohabitation does not provide the same judicial
safety as marriage." I myself
called it in this blog "the Kafka castle of family law". I believe that all of us are a little right
in our affirmations, because we know how hard it is to fight these cases before
family law judges. However, “free union”
is the promise of a more democratic family. It is the older sister of the 1991 Constitution, even if it is still
under construction.
In the middle
Ages, Catholic theology established that consent perfected the link of
marriage. The contract with God is
before all an experience of conscience.
Then came the ultramontane Trent council and it persecuted the
clandestine marriages. Cohabitation
appears again as the great vengeance against religious fundamentalism. It is a link formed by the mere consent of
free consciences. This union is a
beautiful clandestine marriage, formed by love sworn in intimacy, away from
ostentation and the public. It is a
union formed by love become deed. Away
from parents and friends; away from the "what people will say" that
so many times shapes our soul.
Clandestine
love and sex are part of the story of many gays, lesbians, bisexuals and transgenders.
I understand that the public dimension of common commitment is important. I am also conscious that fighting for equal
marriage is a political fight for freedom and against discrimination. That is why I am in favor of equal marriage. However, to achieve equality in marriage we
do not have to denigrate cohabitation, which already opened the doors to same
sex couples.
A good
political action plan to reconcile our paradox must include all the sectors of
the country and could have as objectives the continued fight to give the same
rights to free unions, eliminate discrimination
in marriage, and establish simpler divorce rights, even unilateral divorce.
The
elimination of discrimination of children conceived inside and outside marriage
made us a nation with more justice. We
need to keep working for democracy to achieve that free union in Colombia is as dignified as marriage. So that marriage will not be a heterosexual
privilege, but a right for all. So that
divorce is not martyrdom, but a dignified exit from a wilted love. Because we will be happier if we recognize
that all loves are equally free and that all human beings are equally
vulnerable.
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